Si, con la lengua de fuera (aunque haya quien no se lo crea) llegamos al fin de temporada taekwondera. Aún nos quedaba una última cita en el Ciudad de Lérez en combate, pero eso no impidió que lo pasásemos en grande en la fiesta de fín de temporada.
Hubo hinchables, pachangas de baloncesto, y picoteo, ¿qué más se puede pedir?. Agradecer por supuesto, todo el trabajo que hubo detrás, con la junta directiva y los padres y madres voluntarios, eso, siempre.
Nos queda, a los cangrejos que esta temporada estamos precisamente en ese proceso, ver, valorar y reflexionar sobre el trabajo que hay detrás de cada acción en nuestras vidas, las personas que se ocupan, que miman, que cuidan, traer a la consciencia todos esos aprendizajes que vamos haciendo por el camino.
Lidia que se empeña en aprender a planchar su dobok, primorosamente....
Elisa, que también se empeña en que toda la familia taekwondera esté a gusto, y regala pequeños masajes en las gradas cuándo la tensión se dispara, sabemos que a Sabela, una de las entrenadoras, le chiflan.
Y los chicos que ya han aprendido a gestionar las largas esperas en los pabellones, inventando hasta un nuevo juego de cartas, a medias entre la brisca, la escoba y yoquesé qué, jajaja.
No os penséis que las vacaciones serán muy largas, ya se han apuntado al II Campus de taekwondo de Sada, no tienen remedio....
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