No lo vamos a negar, no apasionan las semillas. Verlas, tocarlas, manipularlas, es una experiencia que debería estar "obligada por ley", jejeje. En ellas está sintetizada la magia de la vida, sin duda.
Meditar que de esas pequeñas bolitas nacerán todas las posibilidades, es casi sagrado.
Nos avisaron de una feria de intercambio de sementes, en Betanzos, y no pudimos resistirnos. ¡Qué feria tan bonita! cuánta gente conocida, de las huertas, de las iniciativas sociales comprometidas, del entorno local, tantos amigos.
Nos encantó y aunque fué breve, fué intenso. Eso sí, vinimos cargaditos de sobrecitos de intercambio de vida...
1 comentario:
Muy bonito!
Nosotros fuimos avisados demasiado tarde y no nos hemos podido organizar :(
Pero seguro que la proxima la aprovechamos...
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