La verdad es que empezar a moverse después de este invierno tan duro, cuesta, pero compensa. La playa de Doniños bien vale una buena pachanga playera, y así lo hicimos antes de visitar el Museo de Historia Natural de Ferrol, con varias familias amigas.
La playa de Doniños hace las delicias de todos con las increíbles montañas de arena que tiene, y su extensión y merenderos.
Y el pequeño Museo, es un auténtico lujo de historia natural de Galicia.
Los chicos conectaron enseguida porque muchas de ellas son cosas que ven y disfrutan en su día a día por los bosques y playas, conchas, minerales, plumas de aves, algunos cadáveres de animales, e incluso sus excrementoss, jejeje. Helena, la guía que nos acompañó en el recorrido, nos aseguraba que ningún animal de los allí expuestos había sido sacrificado para el Museo, y eso nos dejó mucho más tranquilos. Fueron todo hallazgos que los amigos del museo van donando. Nos animó a que si encontrábamos algo, pudiésemos llevarlo e investigarlo allí.
Elisa no pudo resistirse a su atracción por las mariposas, y Hadri estuvo un buen rato observando con detenimiento un calamar gigante que tenían conservado en una vitrina... todo un ejemplar.
La sorpresa final estaba en la planta baja, dónde el Museo tiene reservada una pequeña parte para la recuperación de fauna salvaje, y tenían recogida y en fase de reponerse, a una pequeña foca que apareció en las costas con serio peligro de morirse. Una visita muy chula, que ya ha empezado a dar sus frutos investigadores....
(ah!, nota divertida de Hadri, "mamá, ¿sabes cuál es mi mineral favorito?", "no", "la pirita, porque tiene forma de personaje de Minecraft", jajaja, juego favorito de ordenador, de esta temporada...)
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