domingo, 24 de agosto de 2008
Talleres de barro en Santa Cruz.
Pues para allá que nos fuimos, y como viene siendo habitual, hicimos un "descubrimiento". El "tinglado" estaba muy bien organizado, con grandes mesas, con mesas bajitas para los más pequeños, con cubos de agua para mojar la arcilla si se secaba mucho, y con una explanada para los chavalitos mayores, que en realidad se dedicaron al "tiro de barro", jeje.
Hadri y Lidia se pusieron a la tarea de relajarse amasando, y modelando, pero Hadri, le pegó un par de puños al barro, lo estiró, le puso bordes, dijo que era una piscina, jeje, y se marchó a "lo que le interesaba". Lidia sí estuvo encantada haciendo docenas de pétalos de barro, pequeñas vasijas, etc.
A Hadrián, desde que entramos en la carpa dónde se desarrollaba la actividad, lo tuvo claro, le fascinó el torno del alfarero. Para lo que es él, de movido, fué alucinante verle estar allí, de pié, al lado del hombre encargado de enseñar a los niños esa actividad, sin pestañear. Tanto fué así, que el hombre, al que agradezco su paciencia y buen rollo, le nombró "su ayudante" y le mandaba irle a por otro bloque de arcilla, le mandaba sujetarle el cordón, algunas púas para hacer dibujos, etc. Incluso le dejó a cargo de cuidarle "el torno" mientras él se iba a tomar una cervecita, jeje. Hadri estuvo encantado todo el tiempo. Vamos a tener que pensar en una buena excursión a Buño, jeje.
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