El calendario.

Los que convivimos con peques, sabemos que su concepción del tiempo es totalmente arbitraria. Dicen ayer, cuándo fué por la mañana, dicen mañana y es por la tarde, etc. Por no contar la letanía cuándo un evento es esperado con emoción de "¿ya es hoy la fiesta de Sada?", "¿ya es mi cumple?", "¿ya podemos comer helados?", "¿ya es verano?", etc.

Nos hemos currado un calendario mural. Y lo que en principio parecía una chorradilla, ha resultado realmente divertido.

Pusimos los números del día, organizados por semanas, del mes del que estemos. Para señalar eventos, recortamos "iconos", o incluso tenemos cartelillos y los pegamos. Visitas a los abuelos, citas médicas, talleres, las compras, los arreglos pendientes, excursiones al aire libre, todo lo que se nos ocurra, lo pegamos sobre el día que será.

Además, vamos corriendo de día, la nubecilla del "hoy", y así vamos leyendo la fecha que corresponde.

Según la temporada y el mes, dibujan o rellenan motivos... ni que decir tiene que ahora mismo, la pared (esa que la primera vez que se pintó de rotulador, nos pusimos de uñas, y a la quinta vez, ya les animamos a terminar el dibujo, jajaja), está llena de cubos, palas, pelotas de playa, y helados de colores, jeje.