Siempre se habla del "pan bajo el brazo", pero poco de la magia... y los bebés la traen, y a manos llenas.
Os comparto dos pequeñas historias hoy, de bebés y de magia, que me han tocado directamente el corazón.
Como no, nuestra primera protagonista mágica no podía ser otra que Míriam.
Su abuelita materna lleva más de un año sin casi articular palabra. Una enfermedad degenerativa la va deteriorando, tanto física como mentalmente, y aunque se comunica con miradas, gestos, sonrisas, el habla la tiene seriamente dañada. Me cuenta Luisa que cuándo le acercó a la niña para que la viera, al principio no se daba cuenta que se la había puesto encima porque como también la movilidad es escasa, no se puede incorporar sola. Pero así que la carita de Míriam entró en su campo de visión, las palabras "¡Qué linda!" salieron de su garganta, y de su corazón con una claridad absoluta...
La otra pequeña historia tiene que ver con una vida "telenovelesca". Nuestra vecina, Mary, que nos ayuda también con la limpieza y el cuidado, cuándo yo trabajaba fuera, de Elisa, ha estado embarazada siete veces en su vida. Y solo tiene 8 años más que yo (o sea 48, y ya es abuela). De esos siete embarazos tiene 6 hijos, todos varones, y ahí parte de la telenovela, se le murió un bebé al nacer y era precisamente, la niña. (Os podéis imaginar lo que para ella significa Elisa, y vestirla y pasearla por toda Sada, jeje, es como su segunda madre).
Además de una vida durísima, precaria, un marido con problemas de alcoholismo, y muchas fatalidades más, en su momento, tuvo que tomar la difícil decisión por falta de medios económicos de "entregar" a un par de hijos a familiares, para que le ayudaran a criarlos en las épocas más duras. Uno de esos hijos, jamás la perdonó, y esa espina la tiene, como madre, muy clavada en el corazón. Ahora ya son todos adultos, él se ha casado, y vive su vida. Mary ha hecho todo lo que estaba en su mano para intentar acercamientos, y nunca desiste, le manda mensajes, le sigue llamando aunque no coge el teléfono, y está pendiente de él preguntando siempre a los hermanos con los que si se habla.
Este hijo, acaba de ser padre... de una niña. A Mary la llamó otro de sus hijos para decirselo, y le dijo, mamá, mándale un mensaje, que yo voy a hablar con él y le voy a echar una buena bronca que haga el favor de cogerte el teléfono. Mary lloraba, le temblaban las manos y los dedos para escribir el mensaje, y solo le pudo poner, "Enhorabuena, puedo llamarte?"... Me cuenta Mary que solo recibir la confirmación de "mensaje enviado" y ya estaba sonándole el teléfono. Y era él, su hijo que al fín la llamaba después de tantos años...
Lo dicho, de "bolo de pan" nada, una varita mágica...
3 comentarios:
Emocionáchesme! jo!
Precioso. Es que los bebés son mágicos. A mí abuela le pasó igual con Axel, parecía que no se enteraba de nada, (sobreviviente de un derrame cerebral) y cuando le traje el niño, me miró y me dijo "igualito a ti cuando eras pequeña". Y es que ella era la que me hacía el colecho, mi segunda mamá.
Pues como estaba yo, totalmente emocionada con las historias, por eso las compartí. Airenita, tú también me emocionaste con la pequeña gran historia de tu abuela!! un beso.
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