La madre que "apanda"...

Lo han conseguido, me han vuelto a cabrear. Brindemos por las políticas de la conciliación!!!


Estimado Señor Quintana,

Me pongo en contacto con usted, absolutamente estupefacta, tras ver la respuesta que en un coloquio le ofrece a una persona que le pregunta sobre las galescolas.

Sus palabras textuales son “a creación de galescolas é boa para o conxunto da población, pero sobre todo é boa para as mulleres, porque si non hai galescolas son elas as que ao final apandan có cuidado dos nenos na casa”. Señor Quintana, estamos hablando de bebés, ¡¡de niños de 0 a 3 años!!
¿Cómo puede alguien considerar que poder dedicarse al cuidado exclusivo de un bebé, su crianza y su educación sea “apandar”?.
Creo que con esta consideración, pone al descubierto el desastre de las políticas sociales que siguen considerando la creación de guarderías, de almorzos escolares a las 7.30 de la mañana, de comedores escolares, de actividades extraescolares infinitas, la solución fantástica para ciudadanos con hijos. La tan traída y llevada “conciliación” del mundo laboral con el mundo familiar.
¡¡Qué terrible, señor Quintana, qué mundo les estamos enseñando a los pequeños!!. Ellos sí son los que verdaderamente “apandan” con todo este despropósito.
Qué vida tan diferente la de esos pequeños que tienen la suerte de tener unos padres conscientes que la solución no está en trabajar más horas para pagar más galescolas, y más canguros y más horas de los pequeños fuera del hogar y del contacto con su familia.
Claro que son necesarias las galescolas, pero ¿qué hay de las necesidades verdaderas?. ¿Qué hay de ese bebé que necesita físicamente a su madre y se encuentra con una cuidadora de ocho bebés más?. Estará fantásticamente atendido en esas fantásticas galescolas, no hay duda, nadie duda de la profesionalidad de sus cuidadoras, pero no es su madre. Llorará, se le consolará y se adaptará a no verla más que una pocas horas al día. Después se le estimulará para que camine lo antes posible, para que sea lo más autónomo posible lo antes posible, y todos los posibles de la locura a la que condenamos a nuestros pequeños, desquiciándolos ya desde su tierna infancia, ¿para qué esperar más?. Así ya se llevarán el lote completo sobre la vida desquiciada que les espera.
Nada de lactancias prolongadas, nada de apego, nada de respetar ritmos, nada de ofrecer procesos de aprendizaje empáticos y amorosos. Perfectos proyectos pedagógicos con perfectos objetivos a cumplir, ya desde los 0 años…
Eso, Señor Quintana, véndanos más galescolas como gran parangón de futuro… pero no cuente con las que nos gusta apandar. Seremos una secta, pero existimos, afortunadamente.


Firmado,
Una madre de las que apanda, con gusto.