Hubo quien dijo que su infancia eran recuerdos de un patio de Sevilla, pero la mía lo son de una pantalla y un sofá.
Una clásica madre sola todo el día con cuatro churumbeles, en un piso, lo tenía claro, cole y tele, y el bocata nocilla o mortadela, la vida era muy simple en los años setenta, jeje. Y sin complejos de ningún tipo.
Llegaba el domingo, día del señor, y aquel tipo al que no se le veía el pelo en toda la semana, también se ponía en el sofá, y eso sí, ese día, la tele era suya.
Todo esto, por supuesto, dejó huella profunda y yo nunca abandoné la idea de que era Laura Ingals bajando por la pradera, faltaría más. Y en realidad mi vida actual se sigue articulando con esa bella idea tan yanqui, jejeje, casita de madera perfecta, con niños perfectos, en una comunidad rural perfecta, y Michael Landon sonriendo mientras pasa la guadaña al trigo seco al sol…jajaja, la verdad no sé qué voy a hacer con “el verdadero lote”, jajaja.
Si me pongo verdaderamente trascendental tengo que reconocer que “entre esa tipa (la TV) y yo, hay algo personal”. Me ha quitado mucho y a cambio, no me ha dado nada. Os podría contar ejemplos familiares espeluznantes, como que ese tipo al que sólo veíamos los domingos, que hoy vive viudo y solo, convive con tres televisores, uno en la sala, otro en su habitación, y otro, en la habitación de invitados, por si viene alguien a casa… Que nuestro vecino Alejandro, que tiene un año más que Hadri, tiene desde hace dos, televisor para él solo, en su habitación, pero según su madre, “no sabe para qué se lo puso, porque desde que tiene la play station 4, ya no le hace caso a la tele….”.
Afortunadamente para mi salud mental, llevo muchos años sin ver tele, y nunca me he sentido más viva. Si hay una en casa es porque no vivo sola, y a mi pareja sí le gusta, y mucho. Por eso a los niños también les gusta, y mucho…. Demasiado….
Cuándo dejé el trabajo para ocuparme al fín de nuestro proyecto familiar, esto fue mi primer caballo de batalla, ofrecerles un estilo de vida lo suficientemente libre y variado como para que abandonasen el sofá.
A veces lo consigo, a veces, ganan Bob Esponja y compañía.
Poco a poco hemos ido pactando, rehaciendo las rutinas, etc, y todo se ha suavizado. He cambiado un poco la visión, y he querido encontrar una aliada, dónde antes había una enemiga atroz. En ello sigo. Trato de combinar, vale, vemos dos de Bob Esponja, si después cambiamos y vemos el documental de la 2.
O, vale, una de Spiderman, si después vemos Dora en inglés, etc…
Y por supuesto se me puede llamar mangoneanta o dictadora, pero estoy muy atenta a lo que ven, y no les dejo ver cualquier cosa.
Un ejemplo de la potencia de la influencia de la escasa hora y media después de comer, que es lo que ven ahora, he tenido que prohibirles, directamente ver el Disney Channel. No podía soportar oír a mi hija mediana, hablar tal cual lo hacen las adolescentes norteamericanas de las teleseries…. ¡¡Que sólo tiene 5 años!!
Y ahora mismo, se han juntado Spiderman y Batman en dos series que les coinciden al medio día, y yo lo noto en los tipos de juegos de estos días, superviolentos, y con ese vocabulario de superhéroes… ¡es una pasada!. Por eso decidí variar el horario de comer, para más tarde, para que no les coincida.
Hay cosas, que les enganchan mucho, porque no lo ven casi nunca. Como el telediario. Se quedan fascinados. Y su espacio favorito es el del tiempo, jejeje, se ponen como motos a decir si lloverá en Sada, si hará sol, etc… hay que ver, jejeje.
Es evidente que la tele les influye, y mucho, en sus procesos de aprendizaje y en su percepción de la realidad, pero afortunadamente, hay muchas otras cosas que también les influyen, como “estar en el medio de la vida”, y mi ilusión es que estas otras cosas, diluyan esa influencia.
Alguien dijo una vez, que la tele es para los que no tienen nada mejor que hacer… y sinceramente, trabajo a destajo para que esto sea lo que les ocurra a mis hijos, que siempre tenga algo mucho mejor que hacer y se olviden de la caja tonta y se dediquen a vivir y no a vegetar….
Y sobre todo que sus recuerdos de la infancia, que tampoco serán de un patio de Sevilla, lo sean de haber vivido intensamente en familia.
5 comentarios:
=D Marta me encanta tu forma de contar las cosas.
Y somos del mismo bando jeje, yo no prohibo tele, con cierta moderaciòn hay cosas buenìsimas que aprender de ella.
Aunque la mayor parte del tiempo debo decrilo, ella y yo, somos màs bien rivales =P
Te felicito por esta entrada Marta, muy personal y por ello muy enriquecedor para quien lo lee. Me he quedado pensando en cual es el recuerdo de mi infancia...
La tele... aquí en mi casa es un tema no poco importante. Creo que no hay que satanizarla, pero tampoco es la mejor amiga de los niños o e la vida familiar.
Me ha encantado leerlo! Opino en muchas cosas igual, en alguna cosilla diferente, a ver si me da tiempo de poner algo yo jejeje.
No suelo escribir nunca, pero ando por aqui de vez en cuando y me encanta tu blog.
Mi recuerdo de infancia es jugando en el parque de debajo de casa por las tardes y viendo el programa de "La bruja averia" los sábados por la mañana.
La televisión... bueno, se podria decir que con gusto le arreaba un martillazo. Coincido contigo en el Disney Channel, y tambien con Bob Esponja... ¿que tendra ese bicho que les gusta tanto?
Para lo unico que me gusta la TV es para ver películas, el resto me sobra... pero a mi marido si le gusta, asi que hemos puesto horarios para verla. Y es muy dificil asegurarte de lo que ven, porque hasta los dibujos mas inofensivos acaban suspendiendo muchas veces si te sientas a verlos...
La TV es en un 90% basura... los dibujos que ponen violentos, maleducados o que dan miedo.
Y sobre las consolas ya no hablo... sera porque tengo un sobrino que juega al resident evil ese desde hace dos años, y tiene 4. Porque la consola es lo primero que le encienden cuando se levanta por la mañana, porque es lo unico a lo que juega los fines de semana y todas las tardes. Es deprimente. Las odio. (Y tu te quejabas de tajante, jajajaa)
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