Batiburrillo invernal.

Una nunca sabe los hilos de la curiosidad de los niños, hacia dónde nos van a llevar, afortunadamente. Una pieza musical escuchada en un avión, nos ha llevado a Mozart, directamente, y aprovechando el tirón, nos hemos traído de la biblio un librito que nos habla de "Artistas que conmovieron al mundo". Y con todo esto hemos descubierto una actividad que nos apasiona, pintar, escuchando música (de Mozart, por supuesto)... Así se nos pasa media mañana, encantados con el niño virtuoso de vida ajetreada y pobre... Los niños son profundamente musicales, es una gran verdad. No les hizo falta más que escuchar un par de veces el "papageno" de la "Flauta mágica" para andarla cantando y tarareando por las esquinas, jeje. La idea no es que sepan mucho de Mozart, sino que disfruten con él. ¡Y vaya si lo hacen!


Una mañana de sol invernal en la playa, nos llevó directamente a las aves marinas. Ahora, sin turistas ni bañistas, son las dueñas y señoras del arenal de Sada, y nos ha dado por distinguirlas, ver qué hacen, dónde anidan... toda un larga serie de "investigaciones" que también nos llevan a la biblioteca, a pedirle unos prismáticos a los Reyes Magos, y a salir a pasear aunque haya temporal, para ver sus nidos en los acantilados del "Seixo Branco".

El "seixo branco" se llama así por ser unos acantilados que estan formados básicamente por cuarzo blanco, y la verdad que el día que fuimos hacía tan mal tiempo, frío, viento, lluvia, y un olor tan fuerte a salitre, que fué un verdadero paseo invernal. Pero pudimos disfrutar durante un rato de ver como planean estas aves marinas (gaviotas patiamarillas, pardelas, sombrías) y como hacen sus vuelos acrobáticos con el viento, las destrezas para acercarse a los acantilados sin chocar con las rocas, y poder meterse en sus nidos... batiendo el mar con fuerza, volvimos alucinados de sus capacidades.
Y para terminar la temporada artísticamente, jeje, nos han traído a la casa de la cultura de Sada, una exposición original de Salvador Dalí, sobre unos grabados para ilustrar "La Divina Comedia" de Dante. Buf. La exposición se ubicó en la sala de la entrada (en la casa de la cultura nos pasamos media vida, jeje, porque aparte de estar allí nuestra adorada biblioteca, es dónde Lidia acude a la escuela municipal de teatro, y los tres al coro de la escuela municipal de música, jeje, cualquier día nos ponen un sofá para que estemos más cómodos, jajaja), y evidentemente, los grabados del artista catalán, no dejaron indiferentes a los niños. Una tarde se la dedicamos a la sala. Venía con nosotros nuestra amiga Inés, y estuvimos jugando un buen rato a descubrir objetos en los grabados. Nos lo pasamos en grande. Yo les decía, a ver quién encuentra un dragón... y el que lo encontraba decía para buscar otra cosa, un ángel, una mujer araña, una dama de rojo con una sombra... etc... hubo después que explicar algunos conceptos un poco durillos, jeje, (infierno, purgatorio, paraíso...fff) pero salimos del paso como buenamente pudimos, jeje.
La tarde acabó como acaban estas cosas, jeje, pasando del Dalí y dedicándonos a "Os Bolechas" (tira de cómics de una familia de niños gallegos, que les encanta), jeje.

El puente de Diciembre lo pasamos en Antas, con nuestros amigos de la casa del alba, y la familia de Malvina y Álvaro, siempre un placer compartir con ellos. Resultó que la vieja yegua que tanto adoraban los niños, la Nana, se había muerto la semana antes, y la potra que estaba ahora con ella, la Trufa, encontrándose de repente tan sola, rompió el cerrado dónde tiene el establo y dónde están habitualmente, seguro que en busca de compañía, y por allí anduvo. Sus juegos son un poco peligrosos para los niños, porque intenta mordisquear, aunque no lo haga con mala fe, o da golpes con su cabeza, o se pone a dos patas, que aunque para ella sean juegos, jeje... al ser tan joven y nerviosa, nos dió algún que otro susto. Lidia, que adora los caballos, era la única que no le tenía ningún miedo, y siempre que podía le daba una manzana o alguna zanahoria. Fué un fin de semana de muchísima agua, un verdadero espectáculo ver llover de esa manera, verdaderas cortinas de agua inundándolo todo. Así que nos quedábamos en la chimenea, los niños jugando en las muchas estancias que tiene la casa, tan ricamente.
Y se nos echaron encima las Navidades, como es habitual, jeje, liados hasta las orejas. No pudimos hacer las postales a tiempo, y los adornos, jeje, los pusimos justo la semana pasada a toda máquina, jeje. No importa, eso no le resta encanto, ni ilusión.

Ahora mismo, tengo a Hadrián y a Lidia, totalmente enfrascados en un proyecto delicioso... que ya contaremos, mmm, cómo nos gusta todo lo que tenga que ver con el paladar, jajaja...