Días de velas.

Llevaban años pidiéndome poder hacer algún taller o cursillo de los que ofrecían desde la escuela de vela de Sada. Pero mis miedos, me impedían acceder. No sabían nadar bien, chapoteaban, y una cosa es la orilla de la playa, y otra meterse en alta mar... a la gran señora atlántica, hay que tenerle por lo menos, respeto.
Este año, les he visto a Hadri y Lidia, mucho más sueltos en nuestros primeros baños playeros. Bucean, se hacen aguadillas, tragan agua, pero no se asustan, y sin nadar como delfines, jeje, se les ve mucho más coordinados en los movimientos en el agua. Así que no pude negarme, y allí fueron felices, a un "bautismo de mar", que le llaman, dónde durante tres días les enseñan varios deportes náuticos.