La Feria Medieval

Me gusta la feria medieval, y me gusta especialmente, en Betanzos.

Será porque la viven muchos betanceiros, será por el enclave en el casco histórico, con callejas empedradas, será porque todos los espectáculos que giran en torno al medievo, "quedan bien" en este escenario "natural".

Y por supuesto, es porque además de la vistosidad, y de los puestos tan variados y originales, no nos vamos sin "hacer compritas a las amigas", jeje.

Este año, además, se hizo un esfuerzo, me cuentan, por traer "tinglados" que pudiesen servir para los niños. Todos sabemos que este tipo de ferias, los adultos las disfrutamos sin duda, pero los peques, la verdad, eran los grandes olvidados.

Una vez más se comprobó un tópico clásico. Con cuatro duros, se pueden montar tinglados que a los peques, por "inusuales", simplemente, les encantaron.

Un barco vikingo, con cuatro maderas, unas cadenas y unas tablas para sentarse dentro, como veis en la foto, sin motores, ni luces, ni sirenas, les chifló (no tanto a los mayores, porque a 3 eurakos la "columpiada", fff, qué duro ser madre de familia numerosa en "edad de columpiarse", jajaja...).

Otro tinglado de madera, imitando la fachada de un castillo medieval, con los clásicos arqueros apostados en las "ventanas", servía para poder tirar flechas. A Hadri le chifló, y este, por lo menos, era gratis.

Un tablón de madera con agujeros, unos grandes y otros pequeños, con unas poleas a los lados con cuerdas y una herradura de madera, servía para que combinando destreza con las dos cuerdas, subieses la herradura a lo más alto, sin que una ficha colocada en la herradura, se colase por los agujeros. También les tuvo equilibrando cuerdas, un buen rato.

Y como colofón, lo más simple, una mesa de madera llena de "peces" (maderas con ganchos) y unas cañas de pescar... se hubiesen pasado horas...

El Domingo por la mañana volvimos, y nos pilló de pleno "la expulsión de los leprosos" (una escenificación callejera sobre este acontecimiento histórico). Yo charlaba con mi amiga en su puesto de jabones, y Hadrián y Lidia, con el niño de mi amiga, jugaban a atravesar la calle hasta el portal de enfrente, entre la riada de gente. En un momento se cansaron y se sentaron en ese portal. No me puedo imaginar, así, pequeños y sentados, la impresión que les hizo de repente, que una pandilla de "leprosos", maquillados con sangre, llagas, haciéndose los tullidos, cayéndose en el suelo delante de ellos, y otra pandilla de "campesinos" con horquillas de madera les persiguieran, haciendo que les golpeaban...

El caso es que hemos tenido que pasarnos el resto del Domingo explicando que era la lepra, qué es la noción de contagioso, y qué razón hay, si un leproso es un enfermo, para que encima... les persiguiesen... agotador, ¿no?, jejeje... pues sí, implacable, esto de la Historia Medieval, jejeje.