sábado, 12 de julio de 2008

La tercera en discordia.




Me encantan estas fotos de Elisa, porque son muy gráficas sobre su entrada en nuestras vidas, de refilón, jeje, colándose por algun resquicio del corazón.
Aquí si voy a traer un escrito sobre su nacimiento, ya que presentarla, todavía con diecinueve meses, y aunque es cierto que ya da para una novela entera, jeje, vendrá después a ratos en "las mareas" de nuestro blog.
Valga pues como "aperitivo", este "pasional" texto que les dediqué a mis chicas de Noviembre (hablaré sobre ellas más adelante), y que reproduzco aquí, porque así fué y así lo conté.
Elisa, como dice la canción, “estaba en el aire”, como el amor.
Y ni yo misma era consciente, o lo era a medias, o no quería serlo, no lo sé.

Desde el mismo momento en que empecé a guardar ropa de recién de Lidia, como nueva. Y me planteaba, la daré, la guardaré… y la guardé.

Desde el mismo momento que en la revisión ginecológica anual, cuándo Lidia casi cumpliría los dos años, le consulté la posibilidad de un tercer hijo a la ginecóloga de turno.
Desde el mismo momento que la ginecóloga de turno me hizo repetirle palabra por palabra, como si fuese una cría, lo que acababa de decirme. Que era una decisión personal, y que dados mis antecedentes, dos cesáreas con rotura uterina en la última, no me lo aconsejaba. Que si me quedaba embarazada de nuevo sería considerado embarazo de alto riesgo.

Desde el mismo momento que escuché un fado de Mariza en la radio del coche “de min, só me falto eu…” y me dije, quiero escucharla en directo.
Desde el mismo momento que Ramón Trecet anunció que Mariza cantaría en el Auditorio de Orense el primer fin de semana de Marzo… Orense, ¿porqué no?. Nunca había estado en Orense.
Desde el mismo momento que Julio estaría libre ese fin de semana del concierto de Mariza, y mis hermanas podrían hacerse cargo de los chicos, y además nos regalaban un bono hotel a punto de caducar, jajaja. (edito aquí un parrafito porque mi hermana me ha llamado y me ha hecho la puntualización de que el bonohotel lo compraron especialmente para "la ocasión", jeje, vale, puntualización realizada, ay que ver lo que a una se le mete en la cabeza...)
Desde el momento que compré las entradas por Internet, y reservé el hotel.

Desde el mismo momento que se anunciaba temporal de lluvia y viento para el fin de semana, mmm, oportunidad de oro para salir poco del hotel y refugiarse “al calor del amor en un baaar”.
Desde el mismo momento que las palabras fuertes y los puntos sobre las íes fueron llenando el coche, y el alma, en el trayecto a Orense, disparando así la pasión de la reconciliación. Hicimos un pacto al bajar del coche, yo le exigiría menos y él intentaría trabajar su voz y su tono con los niños.

Desde el mismo momento que nos vestimos de periquitos, para subir al Auditorio, abrazados bajo un paraguas. Y la noche se llenó de fados, y de Mariza. No sé que tiene su voz, pero al segundo acorde estábamos cogidos de las manos en nuestros asientos, llorando a mares de pura emoción. Tiene una canción que se llama “Chuvia” y yo creo que la voz de Mariza es eso, pura lluvia de sensibilidad, lluvia atlántica de la que cala hasta los puros huesos.

Desde el mismo momento que así, en ese estado a flor de piel, bajo el paraguas de nuevo y saltando charcos como dos críos, nos fuimos de tasquitas y en la primera de ellas nos llamaron “parejita”, mmmm…

Desde el mismo momento que yo, de sobrada, le dije al July, tu tranquilo, que yo ahora ya conozco bien mi cuerpo, y no hay peligro que este mes ya ovulé…jejeje. Qué atrevida es la ignorancia.

Un mes más tarde, la hermana de Julio me dijo por “lo bajines” en la mesa en casa de mis suegros, que creía que estaba embarazada, pero que aún no quería “hacerlo oficial”. Yo tragué saliva porque esa mañana me había hecho el predictor y me había dado positivo. Pero no quería decir nada, y a ella tampoco se lo dije porque, caray, ni se lo había dicho al padre de la criatura.

Me sentía mal, porque pensaba, cuándo se enteren ella pensará, se lo dije como confidencia y ella a mí no me dijo nada “de lo suyo”.
Cuándo llegó Julio a casa, por la noche, le senté en el sofá, y le dije que su hermana estaba embarazada. Él me miró y me dijo, y tú también… no hizo falta contestar… le dediqué una de mis enigmáticas sonrisas Gioconda, jejeje.

Llamamos a su hermana para contárselo y nos duraron un rato las risas pensando en el soponcio que le daría a la familia, otros dos bebés de golpe, jejeje.

Teníamos que habernos puesto nerviosos ante la noticia, teníamos que habernos preocupado, un embarazo de Alto Riesgo, teníamos que habernos tirado de los pelos por nuestra poca precaución…
Pero en vez de eso, como dos críos inconscientes, ingenuos e infantiles no nos cabía la alegría en el cuerpo.
Elisa ya no “estaba en el aire”, como el amor. Venía de camino. Y la esperábamos con la mayor ilusión del mundo.
Posted by Picasa

2 comentarios:

Anónimo dijo...

che! yo esto no lo había leído! qué bonito Marta! estoy llorando!

besos

MartaSada dijo...

Pues vaya par de dos, Marcela!! tu emoción me ha hecho releerlo y ahora ya me caen a mí las lágrimas, jeje!! es el otoño, y tu tercero/a, seguro!!