domingo, 21 de agosto de 2011
Elisa y el agua.
¿Quién la ha visto y quién la ve?... Hace apenas un par de años, no quería saber nada de acercarse a una orilla del mar, o de tocar el agua de un río o de una piscina. Ahora, respetándole escrupulosamente su ritmo, y apartándonos de esos dicursos adultocéntricos que dicen que es el deber de un padre obligar a saber nadar, "por su bien", se ha convertido poco a poco en toda una sirena.
No solo se tira al agua, retoza dónde no hace pié (ayudada por sus inseparables manguitos) y quiere siempre estar dónde estén sus hermanos, sino que para ella, tragar agua, y meter la cabeza es toda una juerga. Le ha perdido ella sola el miedo, y disfruta de lo lindo... a las pruebas me remito, jeje.
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2 comentarios:
Que guapísima que está con todo su equipo de nadadora! Un muy bien para Elisa!
Es lo fundamental cuándo a una no la desconectan de sus necesidades vitales, jeje. Saludos!
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